111 – De vuelta en Beijing. Paseo por el Parque Beihai y Lotus Lane

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Tras otra noche en movimiento, aprovechando para dormir en el tren litera, ¡nos despertábamos otra vez en Beijing! Esta vez llegamos a la a la estación de Beijing, situada al Este. Lo primero como siempre, buscar alojamiento, cosa sencilla, ya que en la propia puerta hay multitud de personas ofreciéndote hoteles, hostales, transporte… incluso les puedes regatear allí mismo y te llevan gratuitamente hasta allí. Como anécdota comentar que conseguimos un buen precio en un hostal que por lo que nos habían dicho estaba bien situado, subimos a la furgoneta e incluso hablamos con un chico muy majo que según nos contó pensaba ir a visitar la muralla al día siguiente igual que nosotros. Pero al llegar allí nos dimos cuenta de que estaba algo más apartado de lo que nos dijeron, pues nada, dar las gracias, decir que no y aprovechando que nos habían acercado nos fuimos a la calle Dazhalan como la vez anterior. Esta vez  nos alojamos en un hotel chino al que ya le habíamos echado el ojo, en el que la recepcionista chapurreaba algo de inglés, y tras regatear el precio nos pareció aceptable. El hotel sin lujos pero suficiente para dormir, que era lo poco que estaríamos en el los siguientes días.

Sin más rodeos ¡comenzaba la recta final del viaje!

El plan para lo que quedaba de día: Visitar el parque Beihai y sus alrededores. Para ello nos planteamos una pequeña ruta, como siempre alterable si lo veíamos interesante. Finalmente hicimos algo así:

Comenzando por la plaza Tian’an Men o frente a la ciudad prohibida nos dirigimos al oeste, para ver un gigante OVNI que resultó ser el Centro Nacional para la Artes Escénicas. Un edificio muy novedoso, aunque teniendo la Ciudad Prohibida tan cerca quizá destaque demasiado. Magnífica me pareció su entrada, ya que el edificio está completamente rodeado de agua y la entrada es subterránea, a través de un pasillo con un techo de cristal bajo el mencionado agua, a través de la cual entra la luz. No llegamos a entrar a verlo, pero habría estado bien si hubiéramos tenido tiempo y habría coincidido que hubiera algún espectáculo.

En todos los mapas siempre veíamos unas gran zona verde con lagos justo en frente del Centro Nacional de Artes Escénicas, y como creíamos que era un parque allá que fuimos, incluso nos acercamos a la puerta un poco ya mosqueadillos de que aquello estaba lleno de policías. Antes de que llegáramos a preguntar un buen hombre con una pequeña mueca de sonrisilla nos dijo: ¡NO VISIT!. Ok. Revisamos todas las guías y al final nos dimos cuenta de porque no se podía pasar. Resulta que el supuesto parque no es otra cosa que la sede del partido comunista, y anda que no se lo montan bien ni nada…

Total, que seguimos nuestro camino hacia el parque Beihai por la calle lateral a la ciudad prohibida y es entonces cuando te das cuenta de lo grande que es, ya que el paseíto son unos cuantos minutos. La calle está muy bien, ya que aunque es céntrica, las casas son bajitas, tipo hutong y hay mucha vidilla, aunque también bastante tráfico.

La entrada al parque se paga según las zonas que se quieran visitar, entre las cuales están el propio parque, la Ciudad Circular y la zona de la Dagoba (o pagoda) Blanca. Fue construido durante la Dinastía Liao y es uno de los parques con más historia con sus más de 1.000 años de antigüedad. Con unos 0.7Km2, la mayor parte está ocupada por el lago, en el cual se encuentra el Islote del Jade Floreado, principal atracción del parque.

Imagen tomada de: http://www.chinamaps.org/

Si se entra por la puerta Sur, lo primero que podemos encontrar el la Ciudad Circular. Esta se eleva unos metros sobre el resto del terreno, ya que fue construida sobre la tierra extraída para realizar el lago. Antes lugar de descanso de emperadores, la Ciudad Circular guarda hoy en día algunas reliquias como un buda de jade blanco o un vaso o jarra de jade negro de grandes dimensiones.

Para llegar a la isla central del parque donde está situada la Dagoba Blanca, primero hay que atravesar un puente, que se encuentra tan rodeado de lotos que apenas se ve el agua. Sorprende la altura que pueden coger las hojas y sobre ellas se elevan aún más las flores.

 

Y una vez en el Islote del Jade Floreado, solo nos queda ir recorriéndolo hasta llegar a la punta donde se encuentra la Dagoba Blanca.

La Dagoba de origen tibetano fue construida por el emperador Shunzhi en el año 1651 para así mostrar su creencia en el budismo y con la intención de unificar las diferentes etnias de China. La estupa tiene unos 30 metros de altura, y al estar situado en el punto más alto de la isla la hace ser visible desde gran distancia. A su vez, desde lo alto de la colina se pueden observar otros puntos cercanos como son la multitud de tejados de la Ciudad Prohibida o el cercano parque Jingshan (al que no pudimos ir por falta de tiempo, y desde el cual seguro que hay una vista espectacular de la Ciudad Prohibida).

 

Tras visitar el islote hay dos opciones. Volver por donde has venido y recorrerte el resto del parque o tomar un barco hasta la otra orilla. Optamos por la segunda (ya era bastante tarde). El barco te deja en un salto cerca del Pabellón de los Cinco Dragones, zona donde se junta gente a cantar (teclado, micro y altavoz incluidos), tocar instrumentos o bailar, resulta interesante pasarse por ahí. Aconsejo también darse un paseo por los alrededores, para ver los diferentes edificios en los cuales se puede encontrar por ejemplo otra de las copias del mural de los 9 dragones (visto también en la Ciudad Prohibida).

Como ya he comentado, por desgracia, íbamos bastante justos de tiempo, por lo que nos tocó encontrarnos la mayoría de edificios cerrados. Por ello aconsejo empezar la visita cuanto antes y así poder sacarle todo el jugo.

Y tras la visita al parque nos fuimos a dar una vuelta al Lotus Lane o Lotus Street, la cual casi necesitaría un post entero, aunque al estar tan cerca es el lugar perfecto para terminar el día.

Realmente este lugar no aparece en muchas guías de viajes, y si aparece tan solo lo mencionan de pasada, pero creo que es un lugar imprescindible, aunque sea tan solo para ir a cenar y dar una vuelta después de un duro día de turismo.

Pongamos que tomas Puerto Banús y lo colocas en medio de Beijing, el resultado sería algo como Lotus Lane, aunque yo personalmente me quedo con este último. Una zona de restaurantes con elaborados platos, cocina internacional y tradicional, bares de copas, terraza, música en directo… y todo esto alrededor de un pequeño lago. De noche es aún mejor ya que las luces multicolor iluminan todo. Y lo mejor, al estar en China, los precios son completamente asequibles (más caro en comparación con el resto de China pero cenar resulta aún más baratos que en España). Aunque quizá la zona parezca algo occidentalizada, turismo local e internacional se juntan en el mismo lugar, para crear un ambiente realmente agradable, y tras el calor del día, un paseo fresquito se agradece.

Aprovechamos el lugar para tachar de la lista de «musts» en China: el comernos un Pato a la Pequinesa (o pato laqueado) (Por concretar algo, un pato laqueado entero para dos personas más bebidas fueron unos 120 Yuanes). Simplemente espectacular, incluso te cortan el pato junto a la mesa. Una forma inmejorable de terminar el día.

Por otro lado, la vuelta se puede realizar en autobús (paran en una calle cercana y te dejan en Tian’an Men) o en taxi, como se desee. Junto a la entrada de Lotus Lane también hay una oficina de turismo por si uno quiere informarse, resulta muy útil.
Pronto más. ¡Buen finde!