119 – El antes y el ahora de China. Las tumbas Ming y la ciudad olímpica de Beijing

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Vamos a terminar con la excursión desde Beijing.

Tras la visita de la Gran Muralla, la excursión que habíamos contratado continuaba con la visita a las tumbas Ming.

Sistema chino de evacuación de calor

Son un total de trece tumbas, y en cada una hay enterrado un emperador de dicha dinastía (1368-1644). Situadas a 50Km de la capital china, se extienden más de 40Km2, por lo que ver cada una de ellas es muy difícil. De hecho, tan solo dos de ellas pueden visitarse y así el círculo se reduce bastante.  En 2003 fueron declaradas patrimonio de la Unesco.

Las tumbas están construidas a modo de palacios, para que los difuntos pudieran gozar en el más allá de todas las comodidades de las que gozaban en vida. Algunas incluso guardan gran parecido con el esquema de la Ciudad Prohibida.

Nosotros visitamos la tumba Chang Ling, la que creo que es la mayor y la que primero fue construida. Como ya he dicho, si se ha visitado la Ciudad Prohibida, es imposible no cogerle un parecido, ya que su distribución en diferentes patios a los cual se accede a través de elegantes edificios tiene una innegable similitud.

Tras los sucesivos patios y edificios se encuentra lo característico de este lugar, una torre y un túmulo de forma circular, bajo el cual se halla la verdadera tumba. Desde dicha torre se tiene una panorámica de todo el valle y se divisan las tumbas cercanas, aunque desgraciadamente el acceso a la cripta no es posible. De poder, aconsejaría visitar la segunda tumba Ming Din Ling, en la cual se puede visitar un «palacio» a 27 metros bajo tierra.

Tras un salto atrás en el tiempo, y a nuestra vuelta a Beijing, era hora de ver la China actual, la novísima ciudad olímpica.

Según cuentan fueron multitud los hutones desalojados y destruidos para construir la exageradamente grande explanada donde se encuentran estos símbolos de la nueva China.

El nido, estadio olímpico nacional y símbolo de las olimpiadas preside la zona. Imponente masa de vigas retorcidas, que aún así da una sensación de gran ligereza.

Junto a él el edificio destinado a la piscina olímpica, una gran burbuja cuadrada, la cuál me habría gustado ver con su iluminación interior que la vuelve un juego de luces y colores. Más que un edificio una escultura.

Y junto a ellos más edificios oficiales, algunos con forma de llama olímpica (estos chinos…) y generalmente sobrios, pero lo que sorprende es el tremendo espacio, inusual entre callejuelas de la capital china, atípico si estas acostumbrado a andar entre hutones y dejando pequeña incluso a la plaza de Tian’ anmen. Aquí cualquiera tiene problemas de visión a lo lejos…

Un día completito, que no podía terminar sin probar uno de los platos típicos de la capital: El «hot pot». Un utensilio metálico en el cual meten brasas y calienta el agua a su alrededor. Uno aprovecha de esta forma para cocer/guisar fideos, setas, carne y un largo etcétera. Se acompaña todo con una salsa de estupenda pinta, pero que para nuestra sorpresa era de cacahuete. Si se tiene en cuenta que pedimos la cena señalando lo que comían los de alrededor, ni tan mal.

¡Seguimos pronto!