060 – Parapenteando

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Quién me iba a decir que tras un fin de semana fallido, llegaría a volar, o mejor dicho flotar a 5 metros de altura.

Para terminar con el paquete de actividades a las que nos unimos, venía la más atractiva y diferente al menos desde mi punto de vista: Parapente. Empezando a las 10 de la mañana en el prado de Salburua, y ya que las explicaciones básicas nos las habían dado el fin de semana anterior (antes de que se suspendiera la actividad por exceso de viento), nos repartieron las velas, nos las pusimos y ya solo quedaba correr.

Esta primera toma de contacto sirve de mucho. Te acostumbras al tirón que da en un principio el parapente, aprendes a levantarlo sobre tu cabeza y a empezar la carrera. La cosa se complica al tener que girar hacia los lados, son más sensibles de lo que parecen y hay que cogerle un poco el tranquillo. Es muy interesante y te quitas el miedo que pudiera darte en un principio, con suerte y haciéndolo todo bien incluso puedes levantarte un metro del suelo.

Segunda fase: Olarizu, donde la cuesta es más pronunciada y más larga. El viento también es algo más fuerte, por lo que llevar la vela en línea recta también es más difícil. Pero allí que fuimos ¡A volar!

La sensación cuanto tus pies despegan del suelo es a partes iguales de emoción e intranquilidad, y cuando la vela te empuja hasta los 5 metros de altura en un principio miedo descontrolado, aunque este dura medio segundo y da paso a una tranquilidad que te ayuda a disfrutar del momento. La vela va descendiendo poco a poco mientras avanzas a poca velocidad, es más flotar que volar, flotar sobre la hierba, matorrales (mejor no caer aquí) y alguna cabeza que otra. Intentas controlar la dirección en la que vas, siguiendo las indicaciones del monitor, sin las cuales seguro aumenta la probabilidad de que termines estrellado, suave, sin movimientos bruscos, notando como giras en la dirección correcta y terminas posándote delicadamente muchos metros más allá de donde empezaste.

Paras un segundo para procesar todo lo que ha pasado… ¡Qué caña! Recoges el parapente y vuelves a subir la cuesta para repetir la experiencia.

Mi record personal lo dejo en unos 5 metros de altura y 50 metros de planeo, con un aterrizaje perfecto más allá de donde debería haber sido, aunque claro está, mi amigo Murphy no pudo grabarlo… Aún así, dejo uno de mis primeros vuelos. Spread your wings and fly away!!!

Para más información: Parapente Gasteiz