Todo comenzó sobre las 7 de la tarde. Tras la obligatoria visita a la Ciudad Prohibida, pasamos por el hotel, recogimos todo el equipaje y en nuestro segundo día en China ya nos disponíamos a movernos otra vez. El autobús urbano ya lo conocíamos, fuimos enlatados alrededor de 40 minutos hasta llegar a la estación del Este, punto de partida hacia nuestro próximo destino: Pingyao. Nada más llegar comprendimos a que son debidas las «salas de espera» en las estaciones de trenes Chinas, si…