Ya que en el post anterior me centré en el campamento en sí, este quiero dedicárselo a las personas que allí nos encontramos. Personas con las que tuvimos la suerte de hablar personalmente, que nos contaron todos los años que llevan viviendo en campamentos.

Nos narraron ocupaciones y desalojos, 3 o incluso 4, de los que en ocasiones conseguían salvar alguna pertenencia y otras veces salían con lo puesto. Nos contaron lo duro de vivir años en un campamento en el que luego no hubiera espacio para todas la familias, el tener que volver a empezar. Charlamos con jóvenes que llevan media vida, más de 10 años, acampados. Familias que tienen que estar separadas ya que el delicado estado de salud de algunos miembros no les permite vivir en el campamento.

Nos acogieron en sus hogares y nos ofrecieron lo que tenían, contándonos su vida con resignación. Nosotros a cambio esperamos haberles dado una pizca de esperanza, el demostrarles que no están solos, que hay gente que conoce su situación y se preocupa por ella. Si fuera así yo podría sentirme suficientemente satisfecho.

Estas son sus caras:

PD: Gracias a Jose Moreno y Patxi Ormazabal por algunas de las fotos.